El amor por el deporte es uno de los mejores legados de un padre a sus hijos. El vínculo de la práctica en conjunto es único, irremplazable y tan fuerte, que conlleva una gran responsabilidad, pues el ejemplo, actitud y comportamiento del adulto siempre va a influir de forma significativa en la vida de los menores, en el desarrollo de su personalidad y, sobre todo, en la creación y cuidado de hábitos que mantendrán por siempre.
María Juliana Arias y Gabriela Mendoza Arias
Aunque Gabriela practicaba otra disciplina, María Juliana siempre quiso que su hija se interesara por el tenis, así que cuando se animó a tomar clases, también se enamoró del deporte.
Desde hace 3 años juegan juntas, al punto que ahora es su actividad favorita y además, comparten como amigas mientras se divierten.
Madre e hija son muy competitivas y les gusta dar todo en la cancha, pero disfrutan la experiencia de jugar torneos, dado que Gabriela es siempre la más entusiasta y además es la encargada de coordinar la estrategia, mientras que María Juliana le transmite tranquilidad y una buena actitud.
La dupla Mendoza/Arias ha participado en dos torneos de Padres e Hijos organizados por el Club Campestre de Bucaramanga, llegando en una oportunidad a semifinales.
Esto las anima a seguir entrenando para mejorar su juego y seguir participando, para ello organizan partidos de entrenamiento con otras parejas.
Gabriela admira a su mamá porque es organizada, amorosa y dedicada a su familia, en cambio María Juliana admira la constancia de su hija, quien tiene la capacidad de rendir en sus estudios y desempeñarse bien en el deporte.
Fortaleza de María Juliana: drive.
Fortaleza de Gabriela: revés.