El amor por el deporte es uno de los mejores legados de un padre a sus hijos. El vínculo de la práctica en conjunto es único, irremplazable y tan fuerte, que conlleva una gran responsabilidad, pues el ejemplo, actitud y comportamiento del adulto siempre va a influir de forma significativa en la vida de los menores, en el desarrollo de su personalidad y, sobre todo, en la creación y cuidado de hábitos que mantendrán por siempre.
José Alfredo aprendió a jugar golf desde los 8 años, pero no fue sino hasta los 16 que decidió jugar con su padre, quien es un apasionado por este deporte con un desempeño que lo ha llevado a ganar numerosos torneos.
Los dos recuerdan esa primera oportunidad en la cancha como una bonita experiencia, dado que el experimentado padre brindó a su hijo el consejo oportuno con la naturalidad de un partner, creando así una cercanía especial.
Ambos coinciden en que el gusto por el deporte viene de la familia Chacón, especialmente de José María Chacón Banderas, abuelo de José Alfredo, quien por muchos años fue jugador del Club Campestre de Bucaramanga.
Alfredo José admira la potencia de su hijo para golpear con el hierro 5, mientras que éste admira la disciplina de su padre en perfeccionar cada golpe.
La dupla Mattos Chacón ha participado en el Torneo de Parejas en Ruitoque alcanzando el segundo lugar y esperan lograr una buena presentación en el torneo nacional de parejas, pero para lograrlo, deberán preparar la estrategia y especialmente mejorar el putt.
Les gusta ir al gimnasio, salir juntos y en especial compartir tiempo durante la cena. De este deporte han obtenido muchas cualidades como la disciplina y el compañerismo, pero trabajar en equipo es lo que más resaltan, apoyándose mutuamente y dando lo mejor de sí hasta el último golpe.