Una vida sembrando vidas, Claudio Gómez Ortíz

La historia del cuidado ambiental de Bucaramanga está asociada a varios nombres, entre ellos, el de este abogado entusiasta, que entregó muchos años de su vida fungiendo como abanderado silente en la causa poblar de árboles a la ciudad bonita.

Desde los 7 años, Claudio Gómez se inició en el mundo de la floricultura al lado de Elías, el jardinero de la unidad residencial Conucos donde residía. 

Todas las mañanas escuchaba de él las lecciones y enseñanzas sobre el cuidado de las plantas, mientras junto a un grupo de amigos sembraban las especies que hoy en día dan vida y sombra a esa comunidad.

Pronto, aquel pasatiempo se convirtió en una pasión que se fue acrecentando, por eso, años después cuando llegó a la Gobernación de Santander como jefe de la oficina jurídica, no perdió la oportunidad de pedirle a las autoridades del departamento que le donaran árboles para plantarlos por toda la ciudad. 

De este modo, calles, avenidas y parques fueron poblándose con diferentes especies sembradas “ad honorem” por Gómez Ortiz. De aquella época recuerda especialmente la tarea realizada en el Parque de la Salud ubicado en la urbanización El Bosque frente a la Cínica Foscal, convertido para fortuna de los habitantes del sector, en un hermoso pulmón verde. 


Ya desde otro cargo, como Secretario de Educación de Santander, pudo convocar a los colegios involucrando a los estudiantes en el cuidado del medio ambiente. Su anhelo fue siempre lograr para la ciudad una mayor área verde y para logarlo no tuvo limites, por eso creó la Fundación para la Arborización de Bucaramanga, logrando poblar de especies los separadores y laterales de las avenidas 33, 27, 56, González Valencia, Provenza y otras importantes vías.

También convenció a los constructores de edificios y unidades residenciales de llevarles todos los árboles que pudieran plantar, con la condición de que ellos pusieran la mano de obra. 

Durante su vida como jardinero, asegura que le han pasado cosas maravillosas, como el día que recogió las semillas de uno de los árboles “coconumas” ubicado en el parque García Rovira y al año pudo sembrar un hijo de éste, de un metro de altura, en el parque de Los Leones en Cabecera del Llano. 

Sin embargo, con el pasar de los años, el viejo árbol que había prestado sus semillas murió por la acción de las vendedoras de frutas del centro que botaban allí las basuras deteriorando sus raíces.

La noticia fue tan lamentable que el historiador Edmundo Gavassa, al enterarse de ello, escribió una crónica donde relató que a finales del siglo XIX en una solemne procesión encabezada por las principales autoridades políticas, religiosas y militares, acompañada por las notas marciales de la banda de músicos de la policía, fueron sembrados cuatro árboles coconuma, uno en cada esquina del primer parque que tuvo Bucaramanga. 

Fue en ese momento que Claudio pensó en traer aquel descendiente -que ya medía unos tres metros- para reemplazarlo. Con esta idea escribió una nota en el diario Vanguardia Liberal, en respuesta de la excelente crónica de Gavassa titulada “El árbol que nunca murió” pidiendo hacer un homenaje al coconuma, igual al realizado en el siglo XIX.

La sorpresa fue que en la ciudad se formó un gran movimiento respaldando la petición, entonces, las autoridades civiles junto a la comunidad educativa hicieron el traslado del árbol en una grúa, desde Cabecera hasta la esquina del Templo de San Laureano, en el sitio que ocupó su ancestro, todo ello al compás de la banda de músicos de la policía. 

Emocionado por la hazaña, Claudio Gómez bautizó al recién llegado como Bienvenido y por eso solo pronunció tres palabras: “bienvenido a casa, bienvenido”. Hoy en día el gigante verde crece entrelazado en el recuerdo de su padre.

Tras muchas décadas de labor, este abogado especialista en derecho público y penal se retiró para disfrutar plenamente de la pasión ornamental junto a su querida esposa, Mery Luz Villarreal. Sin embargo, las botas como defensor de la naturaleza nunca se las quitará, el compromiso con el entorno siempre lo lleva consigo.

Actualmente, lidera la arborización de todas las avenidas de Ruitoque Condominio en conjunto con la administración de la unidad. ¿Su próxima meta? sembrar más de dos mil árboles en toda el Área Metropolitana durante el segundo semestre de este año.