Especial Todo Sobre mi boda: Dile adiós al estrés prenupcial

El arte de organizar eventos

Alejandra Cortissoz @alejandracortissozeventplanner

Organizar tu boda no tiene por qué ser una tarea estresante. Cuando me preguntan cómo se lleva a cabo este proceso o por qué es esencial contar con asesoría profesional, siempre insisto en que la clave está en hacer realidad las ideas de las personas en un ambiente de confianza y armonía.

Comprender el rol del organizador puede resultar complicado pues se piensa que la pareja dejará de participar activamente, sin embargo queda claro que los novios siempre toman las decisiones finales. Dicho esto es importante saber elegir al profesional adecuado para guiar todo el proceso y para ello deben considerarse aspectos como: profesionalismo, experiencia, ética, creatividad, flexibilidad y cumplimiento.

Recordemos que para la primera impresión no hay segundas oportunidades, por lo tanto, no hay mucho margen para el error.

Un buen organizador de eventos no solo ejecuta tareas, su misión es hacer del proceso algo agradable y fluido para lograr que todas las partes vayan en la misma dirección, asegurando que cada etapa se desarrolle cumpliendo satisfactoriamente con el cronograma y las metas propuestas. Así se logra que cada reunión se convierta en una experiencia enriquecedora, lejos de cualquier tensión.

Uno de los mayores retos de la futura pareja es el manejo eficiente del presupuesto, por eso desde el principio es fundamental definir cuánto dinero se está dispuesto a invertir cada uno de los aspectos de la boda, esto no solo evita imprevistos, también garantiza que las partes involucradas mantengan una visión clara y alineada, eliminando malos entendidos y dolores de cabeza.

Escoger a los proveedores adecuados es otro aspecto crucial. Más allá de la calidad de los servicios ofrecidos por cada empresa, su capacidad para adaptarse a las circunstancias marca la diferencia y aunque el aspecto económico es importante, la calidez humana que aporta puede transformar un evento normal en una celebración verdaderamente especial.

En una era en la que muchos contratan organizadores basándose únicamente en lo que ven en las redes sociales es vital recordar que el éxito de un evento no se mide solo por su estética. En mi caso, como organizadora, el equilibrio es esencial. Un evento debe ser visualmente impactante pero también deben cuidarse las emociones de los clientes y del equipo de trabajo. Por eso, siempre digo que más que un organizador, las personas requieren un “Coach de eventos”, que guíe, inspire y convierta cada paso del proceso en una experiencia llena de aprendizajes y recuerdos inolvidables.