¿Ganaremos la guerra contra el plástico?

En el año 2016, Colombia implementó el impuesto a las bolsas plásticas mediante la ley 1819 que entró en vigor en 2017, ordenando el cobro de 30 pesos por cada bolsa, buscando reducir su uso entre las personas. 

¿Qué tanto ha servido la medida?

Toneladas de bolsas plásticas, pitillos y botellas la mayoría de las veces terminan en mares, ríos y fuentes hídricas. Si la situación continúa, para el año 2050 habrá 12 mil millones de toneladas de desechos en la naturaleza. La noticia es que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales – ANLA, anunció que el consumo de bolsas plásticas ha disminuido hasta en un 69 % en los puntos de pago de los establecimientos.

La reducción ha sido progresiva con los años: en 2017 se distribuyeron 627 millones de bolsas plásticas, en 2018 la cifra bajó a 457 millones, en 2019 pasó a 367 millones y en 2020 a 325 millones. En 2021, si la tendencia se mantiene, se espera que la cantidad haya disminuido a 256 millones. 

Según estimaciones del Movimiento Ambientalista Colombiano, gracias a la medida, en los últimos cinco años se dejaron de comprar 714 millones de bolsas en el país, mientras ha ido tomando fuerza el uso de productos sustitutos biodegradables o reutilizables. Esto significa que después de haberse implementado el impuesto, el consumo se redujo entre el 35 y 40% solo en el sector formal, sin considerar comercios y tiendas de barrio donde es difícil implementar la medida. 

Aunque las noticias son halagadoras, existe aún problemática de los fabricantes de bolsas, considerando que hoy este producto representa el 3% de la industria nacional, es decir, de 1,3 millones de toneladas de plástico que se procesan al año en Colombia, cerca de 39 mil se utilizan para producir bolsas. 

Corresponde ahora a legisladores e industriales sentarse a buscar alternativas para reducir la producción y promover la transición a materiales amigables.