Arquitectura e Interiorismo

Kike Corzo

Arq. Kike Corzo
Director ECR Studio @ecrstudio.co

En este especial nos sumergimos en un universo apasionante: el de la arquitectura y el interiorismo, no como disciplinas separadas, sino como partes de un mismo lenguaje. Desde mi experiencia profesional, he comprendido que una arquitectura coherente, funcional y estética solo se logra cuando se piensa de manera integral, desde la primera idea hasta la última textura.

La arquitectura no debería fragmentarse en etapas independientes, ni entenderse como una suma de decisiones aisladas. Por el contrario, debe concebirse como un proceso continuo y conectado, donde el diseño nace con una idea clara y evoluciona paso a paso, desde el papel hasta la obra construida.

Diseñar, construir y vestir un espacio debe ser un mismo gesto, una misma intención. Por eso, insisto: el arquitecto y el diseñador deben estar presentes en todo el proceso, acompañando la obra con constancia, sensibilidad y visión. Cuando se logra esa secuencia -pensar, diseñar, construir y habitar-, se obtiene una arquitectura más honesta, más fiel a su propósito y profundamente sensible con quien la vive.

No basta con imaginar un espacio bonito: hay que llevar esa visión a la realidad con rigor, detalle y compromiso.

La arquitectura bien lograda es aquella que conecta la forma con la función, la técnica con la emoción. Donde la plástica, entendida como la expresión estética, y la función, entendida como el uso práctico del espacio, trabajan en perfecta armonía. Más allá de estos dos pilares esenciales, hay otros elementos que hoy adquieren gran protagonismo en el diseño contemporáneo.

La iluminación, por ejemplo, no es un simple recurso técnico, sino una herramienta vital que construye atmósferas, transforma los espacios y genera sensaciones. Una luz bien pensada puede ampliar, suavizar o dramatizar un ambiente, aportando belleza y funcionalidad a la vez. Otro componente esencial es el paisaje, que debe considerarse como parte misma del proyecto. Una vista bien enmarcada, una conexión fluida entre el interior y el exterior, un jardín que entra en diálogo con el espacio construido… todo eso potencia la experiencia arquitectónica. La naturaleza no está afuera: está dentro, si se diseña con conciencia y sensibilidad.

Las texturas generan cercanía, estimulan los sentidos y aportan identidad. Cada material comunica y aporta algo único. Y en ese mismo hilo, el mobiliario no debe entenderse como una añadidura posterior, sino como parte integral del diseño. Un mueble bien elegido o diseñado desde el proyecto es la extensión natural del espacio, no un elemento decorativo sin relación.

En nuestro país hay cada vez más profesionales del diseño, arquitectura, interiorismo y paisajismo trabajando en colaboración. Esa es una señal alentadora: estamos aprendiendo que la calidad del espacio no se define por estilos de moda o materiales costosos, sino por la coherencia y la intención con la que se concibe y se construye. Esta es una invitación para apreciar la arquitectura no como una suma de fachadas, planos y muebles, sino como una experiencia completa. A entender que lo verdaderamente valioso no es solo el resultado, sino el proceso: ese viaje que inicia con una idea que se va concretando con decisiones pensadas, presencia constante en obra, ajustes sobre la marcha y, sobre todo, una mirada integral.

Desde mi rol como editor invitado y como profesional del diseño, creo firmemente que es así como logramos proyectos más humanos, más funcionales, estéticos y duraderos. Cuando el arquitecto no se limita a diseñar un plano, sino que está presente en el terreno, en el detalle, en el acabado, en el mueble final… se nota. El espacio se siente completo, conectado, auténtico.

Que esta lectura inspire a pensar los espacios con más profundidad. A valorar cada detalle, desde la proporción de un muro hasta la textura de una tela, y a entender que la arquitectura no se dibuja solamente: se vive, se construye, se toca, se habita.
Bienvenidos a esta edición que celebra la arquitectura pensada, vivida y vestida desde su esencia hasta su forma final.
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