La pérdida de la capacidad auditiva es una discapacidad que muchos quieren seguir escondiendo. El uso de audífonos puede revertir esta enfermedad progresiva que puede afectar el cerebro.
Marcela Fandiño
MD. Otorrinolaringóloga
El uso de audífonos está estigmatizado, lo cual desafortunadamente hace que niños y adultos no quieran usarlos desde que se diagnostica.
Todos los días en mi consulta veo lo difícil que es para algunos pacientes aceptar su situación, sin embargo, muchos cambian de opinión una vez conocen las desventajas de no usar audífonos de forma temprana.
De ahí la importancia de rehabilitar la audición desde la aparición de los primeros síntomas por su directa relación con las habilidades cognitivas.
La audición y las funciones mentales superiores tienen una conexión muy estrecha. La audición se conecta al sistema reticular ascendente, que es el sistema activador del cerebro, por esta razón las mujeres somos más sensibles al llanto de nuestro bebé cuando se despierta en la noche, y por ese mismo mecanismo escuchamos el despertador en la mañana para que el cerebro inicie su actividad.
Esta estrecha relación audición-memoria-atención, hace que cuando estamos bajo tensión o estrés recordemos mejor lo relacionado con el tema que nos preocupa el uso de audífonos desde el momento en que la sordera afecta la capacidad que tenemos para comprender lo que nos dicen.
No depende de qué tan grave sea la pérdida auditiva, sino de qué tanto puede la persona entender los sonidos que escucha, siendo común la expresión “escucho, pero no entiendo”.
Para terminar, les dejo esta inquietud a quienes piden que les repitan las cosas con frecuencia: es el momento de chequear su audición y hacerse revisar por un especialista.
A los que se preguntan cuándo es el momento adecuado de nuestra vida para valorar la audición, les respondo que al momento de nacer, al llegar a una edad avanzada y siempre que sintamos que la audición presenta una variación, por mínima que sea.
Aquellos padres que tengan niños con pérdida de audición en un solo oído por cualquier circunstancia, siempre hay que pensar que dos oídos son mejor que uno y que las dificultades en el aprendizaje y la socialización van a disminuir en la medida que el niño escuche mejor.