Nydia Suárez Sánchez
fisioterapeuta, coach de ejercicio
A lo largo de mi vida profesional siempre quise entender por qué las personas se quejan de diferentes dolores corporales, incluso siendo jóvenes. A su vez, algunos mayores hacen bromas como “cuando uno se levanta y no le duele nada es porque está muerto”. Ahora comprendo, que tristemente nunca nos enseñaron a escuchar el lenguaje de nuestro cuerpo y conocer cómo funciona.
Mi trabajo me ha permitido facilitarles a las personas comprender el porqué de un dolor, una postura inadecuada, la dificultad para bajar de peso o una limitación en el movimiento. Aprendemos de todo en la vida pero muy poco o nada de esta “casa” que habitamos.
Parece sencillo esto de escuchar el cuerpo, aunque reconocer una señal o una sensación y actuar en consecuencia es todo un reto cuando no recibimos esta educación desde pequeños. Debido a ello cada día encuentro personas que llevan 20, 30 o más años con tensiones no resueltas, posturas limitantes o dolores que asocian como el destino normal de todos los seres humanos.
Este desconocimiento me impulsa a revelar en un lenguaje sencillo, tres principios de cómo funciona nuestro cuerpo. Atendiendo estos principios tendremos un cuerpo libre de dolor y podremos llegar a una edad mayor con el desgaste natural del cuerpo, pero con vitalidad y salud.
Biotensegridad
El cuerpo está unido por un sistema elástico hasta hace poco tiempo desconocido y muy poco apreciado denominado “Fascial”. Dicho sistema funciona de forma constante adaptándose a cada cambio de posición que realizamos; igual que un vestido que llevamos bajo de la piel que Integra otros sistemas como circulatorio, nervioso, visceral y obviamente el músculo esquelético.
Cuando este “vestido” está muy rígido nos incomoda, entonces surgen los dolores. Esto quiere decir que de su buen funcionamiento depende toda nuestra salud, en concordancia con variables como el estilo de vida, alimentación y genética, entre otras.
A veces pensamos erróneamente que una hernia discal es el resultado de un mal movimiento o haber levantado una maceta muy pesada, cuando realmente es el resultado de un proceso que llevaba mucho tiempo creciendo y ese llamado “mal movimiento” solo hizo aparecer los síntomas.
Cuando nos ejercitamos en todos los planos el sistema fascial se mantiene en óptimas condiciones y el cuerpo se mueve de manera eficiente y sin dolor.
Neuroplasticidad
Este principio es nuestro mayor recurso para lograr cambios. Cada persona tiene la capacidad de encontrar patrones de movimiento nuevos, que a partir de la conciencia y la repetición, pueden crear nuevas conexiones neuronales y así fijar el nuevo aprendizaje en la mente y el cuerpo. Desde luego, esto debe ir acompañado de una reprogramación del sistema fascial que se realiza de una manera muy sencilla.
Propiocepción
Con este principio logramos que una foto que tome de mi cuerpo sea igual a la idea que tengo de él en mi mente. Algunas veces puedo preguntar ¿sientes que tienes las rodillas estiradas, sientes que tienes los hombros abajo o la nuca relajada? La sorpresa viene cuando una foto me muestra lo contrario.
La propiocepción es la capacidad que tiene nuestro cuerpo de reconocer la posición de cada segmento corporal que se desarrolla con el movimiento. Dicha capacidad se pierde cuando dejamos de movernos y es fundamental para que nuestras rutinas de ejercicio sean de gran calidad.
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