Fernanda Ariza, Coordinadora Gym Club Campestre
Al empezar a practicar algún deporte es muy importante tener en cuenta que la estructura del cuerpo humano no está genéticamente diseñada para soportar altas cargas de impacto, movimientos repetitivos, rotaciones, cambios de dirección, frenar intempestivamente o cualquiera de las exigencias físicas requeridas por las disciplinas deportivas.
Es frecuente que cuando las personas que deciden iniciar una práctica deportiva se inclinen por actividades como trotar o montar bicicleta, y que al corto tiempo empiecen a presentar dolor en las rodillas, tobillos, cadera o espalda, siendo esto el principal motivo de deserción. Lo más indicado es iniciar un proceso de acondicionamiento físico que incluya el fortalecimiento muscular, mejoramiento de la flexibilidad y de la capacidad aeróbica con base en una evaluación física funcional hecha por un fisioterapeuta o médico deportólogo especialista.
Si ya se está practicando algún deporte de manera habitual, la recomendación es buscar asesoría profesional para hacer un programa de entrenamiento que vaya enfocado a mejorar la condición física, prevenir la aparición de lesiones y garantizar la continuidad de la práctica deportiva.
“El fortalecimiento y llevar un programa de ejercicios guiado por un profesional del ejercicio, es la clave”
Anteriormente los ejercicios de fortalecimiento y fuerza se recomendaban con frecuencia exclusivamente para ciertas modalidades deportivas, ya que por falta de conocimiento se creía que practicar ejercicios con sobrecarga, podía disminuir velocidad a los movimientos del deporte o generar perdida de agilidad. Sin embargo en la actualidad está comprobado que para obtener un mejor “performance” es indispensable incluir en el programa de entrenamiento ejercicios para desarrollar todas las capacidades físicas: fuerza, flexibilidad, resistencia, coordinación, entre otros.
En los últimos años se han realizado diversos estudios sobre el uso de cargas elevadas y movimientos explosivos, aplicados a deportistas de resistencia en disciplinas como: maratón, natación de largas distancias, ciclismo de ruta y triatlón, con resultados positivos en cuanto al mejoramiento del gasto energético en la realización del esfuerzo, mayor fortalecimiento músculo esquelético, articular y tendinoso que permite mejorar la técnica, estabilizar las articulaciones y retrasar la aparición de la fatiga muscular.