Alberto Alarcón & María Hortensia Gómez

La historia de Alberto Alarcón French es un modelo de vida para muchos jóvenes emprendedores que enseña que el éxito no solo está en hacer negocios, sino también en aportar a la construcción de las comunidades, no solo como una política de responsabilidad social sino como un verdadero compromiso de vida.

Durante una tarde lluviosa en Ruitoque, Alberto y su esposa María Hortensia nos reciben en su casa para nuestra entrevista. Quisimos rendir homenaje al empresario bumangués que un día, hace más de 34 años, se enamoró de un programa que busca reeducar a quienes padecen de la adicción a las drogas. Se trata de la Casa de Reeducación de Adictos CREA, del cual se ha convertido en su incansable promotor.

Alberto estudió Administración de Empresas en la Escuela de Administración y Finanzas de Medellín EAFIT y contrajo matrimonio con María Hortensia Gómez García en 1968. La pareja se radicó en México donde Alberto cursó una Maestría en Administración de Empresas con énfasis en mercadeo en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.

Trabajó en Ropa El Roble durante 11 años al cabo de los cuales se vinculó con Carvajal & Compañía, ocupando la gerencia de zona para los dos santanderes, siendo promovido después a Cali como director de exportaciones para América Latina. Tras el lamentable fallecimiento de su suegro, Carlos Arturo Gómez Mejía, la familia Alarcón Gómez se radica nuevamente en Bucaramanga donde Alberto asume la gerencia regional del Banco Comercial Antioqueño, respaldando desde su nueva posición iniciativas que contribuyeron a fortalecer los diferentes sectores económicos.

familia

Junto a su familia y sus nietos. De izquierda a derecha Alejandra Alarcón Gómez, María Hortensia Gómez de Alarcón, Alberto Alarcón French, Andrea Rueda Alarcón, María José Alarcón Gómez, Jorge Eduardo Rueda González y Juan Diego Rueda Alarcón

También tuvo la iniciativa de generar negocios junto a otros empresarios con quienes se asoció para desarrollar proyectos hoteleros e inmobiliarios que le proporcionaron la experiencia y los argumentos suficientes para crear con su hermano Gabriel, su propio emprendimiento.

LA LLEGADA AL SECTOR AUTOMOTRIZ
“Nosotros siempre tuvimos los automóviles en la sangre, fíjese que el primer bus que llegó a Bucaramanga en 1925 fue traído por nuestro pariente Víctor Manuel Alarcón”. Alberto recuerda también que su tío Ezequiel Alarcón -comerciante destacado de la primera mitad del siglo XX- importó algunos de los primeros vehículos que transitaron por la ciudad. Ezequiel era propietario de Cigarrillos Virginia y de la casa Villa Flor cuyos terrenos ocupaban buena parte de lo que hoy es el barrio Alarcón.

Los hermanos Gabriel y Alberto Alarcón ingresaron al negocio de los vehículos por pura casualidad, gracias al empresario santandereano Arturo Blanco, propietario de Prodeco, empresa exportadora de carbón quien poseía nexos comerciales con General Motors Colmotores. La compañía americana requería abrir un concesionario exclusivo para sus camperos Trooper y Samurai, motivo por el cual Arturo Blanco les propuso a Alberto y Gabriel participar como socios. Fue así como el 18 de junio de 1988 se creó la compañía Camperos de Santander CAMPESA. Por ese tiempo existían en la ciudad otros importantes concesionarios de vehículos como Sanautos, Cosautos y Casa Automotriz.

Sobre esos primeros años Alberto comenta: “fue sin lugar a dudas un emprendimiento bastante arriesgado que demandó una fuerte inversión y también una gran responsabilidad, por eso, al cabo de dos años decidí renunciar al Banco Comercial Antioqueño para dedicarme de lleno al concesionario. Hoy en día la compañía lleva 30 años siendo uno de los concesionarios más importantes de los santanderes”.

FORJANDO NUEVAS OPORTUNIDADES DE VIDA
“La agitada vida social que me correspondió vivir me jugó una mala pasada ya que los muchachos de mi generación solíamos ir a fiestas y bebíamos mucho licor. Todo eso me fue tomando ventaja hasta que mi familia me hizo reflexionar sobre el peligro que corría mi vida si no controlaba el alcohol. Por eso decidí ingresar a Alcohólicos Anónimos donde logré salir adelante, hace 38 años, dejando el alcohol y de paso el cigarrillo”. Así describe Alberto su propia experiencia que lo convirtió en un hombre nuevo y lo impulsó a hacer algo grande por la sociedad.

El NACIMIENTO DE HOGARES CREA
El programa surgió como una necesidad de ocupar el tiempo libre, por eso durante un viaje a Barranquilla su hermana Marina lo llevó a conocer una institución recién fundada llamada Hogares Crea. Alberto se impactó con la filosofía de trabajo en pro de reeducar el carácter de las personas adictas y entonces pensó que valía la pena traer ese programa a Bucaramanga, contando con la ayuda de su querida paisana, Rosita Barrera de Tcherassi, quien había sido la gestora de Hogares Crea en Barranquilla y Colombia.

De manera que Alberto y María Hortensia -quien se convirtió en su principal colaboradora- iniciaron una serie de reuniones con el apoyo del Club Rotario de Bucaramanga y la Cámara de Comercio para tratar de difundir la idea y conseguir el mayor apoyo posible, ya que se necesitaba tanto conseguir como dotar una casa para 50 muchachos y contar con profesionales idóneos para el manejo de ese tipo de enfermedad.

Pero a todos los “enamorados” de fundar un Hogar Crea en Bucaramanga les costó trabajo conocer y dominar la filosofía del programa, por eso debieron hacer varios viajes a Hogares Crea en Barranquilla. En este punto fue importante la ayuda de la empresa Copetrán que facilitó el transporte para que todos los voluntarios pudieran viajar a la costa norte. Debían salir los viernes a las 8 de la noche para llegar a las 6 de la mañana del sábado a Barranquilla donde pasaban todo el día recibiendo entrenamiento terapéutico para regresar llenos de ilusión y determinación por emular el programa en Bucaramanga.

En la cueva


“Ojalá hubiera un Hogar Crea en cada ciudad de Colombia porque es un sistema que está comprobado que sirve. Nos hace falta conseguir una casa propia o una finca, algo que nos brinde más estabilidad y permanencia en el futuro, porque lamentablemente la adicción a las sustancias psicoactivas no se va a acabar”


Hogares Crea inició sus labores el 24 de octubre de 1986, en una casa alquilada a la Sra. Gabriela de Zárate, en la Calle 34 No. 22-33, casa que fue totalmente reconstruida y adaptada para alojar a 50 jóvenes internos, víctimas del flagelo de la droga. Actualmente, la institución funciona en la Hacienda El Puente en Piedecuesta, de la familia Figueroa Claussen.

¿Alberto, cuál es el aporte de Hogares Crea a la sociedad?
Yo creo que estamos cumpliendo una labor necesaria, auxiliando a la gente que cae en la drogadicción. Tenemos dos pilares: Prevención y Reeducación. En cuanto al primero de ellos, este año tenemos un convenio con la Alcaldía de Bucaramanga, para llevar el mensaje de prevención a un universo de 50 mil niños y jóvenes de todos los colegios oficiales.

Con la empresa Promioriente S.A. tenemos otro convenio para impartir conferencias de prevención en colegios, no sólo de Bucaramanga, sino de varios pueblos de Santander. Este programa tiene un ingrediente muy favorable, porque además de los profesionales de Crea van también muchachos ya reeducados o que están en proceso de tratamiento; ellos dan sus dolorosos y edificantes testimonios.

¿Qué proyectos siguen para Hogares Crea?
Ojalá hubiera un Hogar Crea en cada ciudad de Colombia porque es un sistema que está comprobado que sirve. Nosotros hemos reeducado a mucha gente que ha recuperado su vida, muchos ya están casados y con nietos.

Aquí nos hace falta conseguir una casa propia o una finca, algo que nos brinde más estabilidad y permanencia en el futuro, porque lamentablemente la adicción a las sustancias psicoactivas no se va a acabar.

¿Dónde radica su fortaleza?
En la persistencia. No flaquear nunca. Persistir a pesar de todas la dificultades que vengan. Muchas veces hemos tenido dificultades, pero con nuestro trabajo y la buena voluntad de nuestros benefactores, hemos salido adelante. Quiero agradecer a todas las personas que nos han ayudado y quienes nos ayudan actualmente a mantener viva esta obra, tan necesaria para nuestra comunidad.

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Alberto rodeado del grupo de integrantes de Hogares Crea en proceso de reeducación y algunas damas del voluntariado social

Para María Hortensia ¿Cuál es la mayor virtud de Alberto?
Es una persona fiel a sus principios y a su palabra. Firme en sus decisiones, además de comportarse como debiéramos ser todos los seres humanos: trabajadores, honestos, solidarios y generosos. También hay algo muy fuerte en él, su “don de gentes” una cualidad que yo admiro y que no se aprende en la universidad.

Alberto ¿Cómo describes a María Hortensia?
Ella es un verdadero motor que siempre me está motivando y llevando a hacer cosas grandes. Por su prudencia pareciera que estuviera detrás pero no, va más adelante que todos nosotros.

¿Cuál es el secreto de llevar tantos años de unión?
No hay ningún secreto. Es fácil lograrlo siendo respetuoso de la otra persona pues cada cual tiene sus gustos y preferencias.

Hablemos de su faceta como deportista…
Toda la vida he hecho mucho deporte. Como en mi casa éramos seis hermanos varones jugábamos fútbol a toda hora y me desempeñaba bien como delantero izquierdo. A los 40 años me lesioné la rodilla y tuve que dejarlo, entonces comencé a jugar golf.

Sabemos que uno de sus pasatiempos es viajar…
Sí, afortunadamente hemos podido viajar a muchos países. De cada uno de estos viajes guardamos un álbum con nuestros recuerdos.

¿Qué lugar les ha sorprendido?
La península de los Balcanes, por lo espectacular de su geografía, la riqueza de su historia y la belleza de sus gentes. Además sus construcciones son impresionantes a pesar de haber sido un lugar que ha sufrido muchas guerras.

María Hortensia, cuál sería una lectura recomendable…
Momentos Estelares de la Humanidad de Sfefan Sweig.

¿Cuál es el mejor consejo que se le puede dar a un hijo?
Hay un dicho que reza: “ningún camino fácil te llevará a un destino que merezca la pena”. Aunque los caminos que uno escoja tengan dificultades, hay que seguir adelante con la certeza de que te llevarán al lugar que se desea. Lo fácil no funciona.


“Hay un dicho que reza: ningún camino fácil te llevará a un destino que merezca la pena. Aunque los caminos que uno escoja tengan dificultades, hay que seguir adelante con la certeza de que te llevarán al lugar que se desea. Lo fácil no funciona”


Existen muchas personas que se destacan por su aporte al progreso desde su trabajo y desde sus acciones en beneficio de la sociedad, Alberto Alarcón es una de ellas. Su sencillez y espontaneidad lo hacen además un excelente ser humano y un padre ejemplar para sus hijos Jorge Eduardo, María José, Alejandra y para sus nietos Andrea y Juan Diego.

Su trayectoria lo ha hecho merecedor de importantes reconocimientos como la “Orden Ciudadano Meritorio Categoría Especial” otorgada en 2005 por la Gobernación de Santander; “Claveriano Distinguido” del Colegio San Pedro Claver en 2012 y el reconocimiento “Toda una vida dedicada al comercio” otorgado por Fenalco Santander en 2018.

Al finalizar nuestra charla le pregunto si queda mucho por hacer en su vida, – mucho- responde, “yo diría que nunca se acaba lo que uno tiene que hacer, ojalá tuviéramos 200 años para seguir trabajando y haciendo cosas valiosas por la humanidad. &

Texto y fotografías: José Fernando Yepes